A estas alturas estoy segura que aún tienes dudas de cómo proyectar la mejor versión de ti misma. Y es que en muchas ocasiones el cómo te gustaría verte al cómo te ven son dos cosas muy distintas. Te propongo que antes de seguir leyendo, cojas una hoja y un lápiz para anotar cómo crees que te ven los demás y cómo te gustaría que te vieran; cómo crees que es la imagen que transmites ahora y cuál es la imagen ideal que te gustaría transmitir. Es un buen comienzo para tomar conciencia y el mejor camino para llegar a la mejor versión de ti.
Pero empecemos por el principio, es importante definir o que conozcas muy bien cuál es tu imagen ideal, la que te gustaría transmitir y cuál es la real, la que ven los demás. ¡Vamos allá!
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La imagen ideal no es más que una proyección de lo que quieres ser y aún no has logrado. Por lo que está relacionada con tus deseos y con cómo crees que deberías ser. ¿Cuál es el problema de la imagen ideal? Pues que, en ocasiones, puede generar frustración y afectar negativamente a tu autoestima, porque acabas proyectando una imagen que quieres ser pero que no eres, limitando de este modo tu propia esencia y como consecuencia eso se ve reflejado en tu estilo. Por tanto, transmites una falsa versión de ti. Te sientes que lo que reflejas hacia afuera no acaba de encajar a cómo te sientes por dentro, y lógicamente te escondes debajo de las prendas y de los colores. Y, sin ser consciente, te estás disfrazando para aparentar una versión de ti que en realidad no es la tuya.
En cambio, la imagen real es lo que eres TÚ hoy, con tus virtudes y defectos. Puedes lucirla tal cual o bien potenciando tus virtudes – lo mejor de ti- o bien, que es lo que normalmente suele pasar, ocultando aspectos negativos y al mismo tiempo los positivos, ya que, sin darte cuenta, acabas centrándote en lo que menos te gusta de ti, haciendo que dejes de lado y pase desapercibido aquello más bonito que tienes, porque tu imagen ideal te impide mostrar tu autenticidad, impide que te muestres A TI MISMA. Sin embargo, la imagen real necesita de la ideal para tomar consciencia de la distancia que hay entre dónde estás y a dónde quieres llegar, para aceptarte y reconocer tus posibilidades, y, de este modo, hacer tus objetivos más alcanzables. Saber quién eres y cómo eres, te da más herramientas internas para crecer y acercarte a la imagen ideal más cercana y real.
La imagen real necesita de la ideal para tomar consciencia de la distancia que hay yasí hacer que tus objetivos sean más alcanzables
Todo esto está muy bien, pero cuáles son las claves para conseguirlo, te preguntarás. Pues ahí van:
1. Revisa primero el concepto que tienes de ti, date la oportunidad de que tanto tus cualidades como imperfecciones se expresen. Solo así podrás cambiar lo que no te gusta de ti y potenciar lo que sí hacia donde realmente quieres llegar. Se trata de que hagas las paces contigo y aproveches tu propia materia prima para deslumbrar.
2. La imagen ideal no es mala, pero para que así sea debes procurar que no haya mucha distancia entre lo que eres y lo que quieres llegar a ser, es la forma más saludable para llegar a ella sin perder ni una pizca de tu autenticidad.
3. Consigue que tu guía para llegar a la mejor versión de ti sea la inspiración que viene de la tu imagen ideal y no la crítica. Ya que, si lo haces desde la crítica es cuando aparece la frustración y baja la autoestima. Recuerda que es importante empezar a quererte para brillar.
4. Si la frustración te invade, no te preocupes y ¡para!, para luego volver a analizarte. Negocia contigo misma si tus defectos son tan enormes como los pintas. Piensa que ellos son la clave para aceptarte y dirigirte hacia tu imagen personal ideal, pero desde un enfoque más generoso contigo.
5. Sé flexible con las valoraciones negativas, al fin y al cabo son solo valoraciones. No merece la pena castigarte por ellas, porque con ello no consigues más que minar tu autoestima. Empieza a anotar tus virtudes, tus puntos fuertes, valórate con positividad.
¿Cuál es la conclusión de todo esto? Que aceptarte te será más beneficioso que castigarte, porque te ayudará a proyectar una imagen ideal más cercana a la que en la realidad puedes alcanzar y con la que te sentirás identificada y a gusto.
2 respuestas
Gracias, buen ejercicio. Aunque a veces es difícil encontrar tus virtudes ya q están como muy encubiertas en lo q uno mismo cree q son «defectos». Gracias
Totalmente de acuerdo, por eso es importante hacer el ejercicio de autoconocerse para resaltar esas virtudes 😉 un abrazo enorme Margarita!