Podríamos definir la autoestima como la imagen que tenemos de nosotros mismos, basada en un conjunto de percepciones, pensamientos y sentimientos. Es decir, la autoestima es cómo nos vemos. Y te pregunto: ¿cómo te ves? ¿Tienes la autoestima alta o baja?
Si has negado tenerla alta o ves en tu imagen más contras que pros, debes saber que eso solo te llevará a tener una autoestima más bien baja, además de tener una serie de conductas y sentimientos que no te van a hacer ningún bien. Por ejemplo, celos en las relaciones de pareja, envidia hacia los demás, perder oportunidades por no sentirte a la altura, dependencia emocional… ¿Te das cuenta que una autoestima baja solo lleva consigo cosas negativas?
Por el contrario, tener la autoestima alta no significa pensar que eres mejor que los demás, si no que tú también tienes potencial para poder abordar con éxito los retos que te traiga la vida. Es inevitable compararse con los demás, como seres sociales vivimos en sociedad, pero nunca te compares para verte en un estado inferior a alguien. Si tienes que compararte, que sea para motivarte a querer llegar a lo más alto.
¿Cómo puedo hacer eso?
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Convierte lo negativo en positivo: pensar que es mejor no hablar cuando tienes cosas importantes a decir es un error; coge aire y di lo que tengas que decir. No pienses que esperar no vale la pena, ver cumplir tus sueños sí vale la pena y, para ello, a veces, debes ser paciente. No te ofusques por no poder lucir piernas, céntrate en llevar un escote de infarto ¡y verás lo desapercibidas que pasarán tus piernas! Y así sucesivamente, ¿me sigues?
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No generalices a partir de experiencias negativas: Todos cometemos errores, pero eso no significa que en todos los aspectos de nuestra vida seamos desastrosos. Y, además, como se nos ha dicho desde niños: “de los errores se aprende”.
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Céntrate en lo positivo: observa las características buenas que tienes, saca lo mejor de lo peor, aprécialo y tenlo en cuenta cuando vayas a hablar con tu yo interior, cuando te evalúes y sobre todo cuando vayas a juzgarte.
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Sé consciente de todo lo bueno que tienes y de tus éxitos: siéntete orgulloso de la persona que eres hoy en día, de dónde has llegado profesionalmente, de lo que siempre destacan de ti los que te quieren.